Sucedió el viernes pasado en el jardín de la familia D’Ignazio en el barrio de Santa Teresa, durante la vigilia de oración semanal. Según el relato de algunos testigos, de improviso la estatua de la Virgen se llenó de una sustancia color miel, densa y perfumada, similar al aceite. “Parecía que la Virgen llorase”, confían algunos de los presentes. “Son las lágrimas de la consolación – dice el vidente Mario D’Ignazio – es la señal de que la Virgen está con nosotros y ruega por nosotros.

El mismo fenómeno se verificó el cuatro de julio pasado. Estábamos rezando y de improviso de los ojos de la estatua salieron gotas de aceite perfumado”. Desde el pasado julio, es decir, desde cuando las supuestas apariciones de la Virgen se convirtieron en “mensuales”, el grupo de oración se reúne cada viernes en la casa de la familia D'Ignazio.

La cita es a las 8:00 a la sombra del árbol de olivo que se encuentra en el jardín de la casa de la familia D'Ignazio, en el barrio Santa Teresa, cerca del aeropuerto. Participa un centenar de fieles. Se recita el Rosario, se entonan melodías religiosas, se reza. Lo mismo se hizo el viernes pasado. Los peregrinos son más o menos los mismos. La casa no está abierta al público, sólo los “más íntimos” participan de la vela.

Martes 05 de Octubre de 2010

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