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Caso: Ing. Enrique Castillo Rincon (Edgar Picado)

(Tiempo estimado: 3 - 5 minutos)
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Era el final de los años 70´s y principios de los 80´s, era un joven vivaz y muy sediento de información y conocimiento. Ya a esa edad acudía a ciertas logias en el centro de San José, donde se impartían enseñanzas de filosofías que retaban a los tradicionales pensamientos de una sociedad arraigada en el tradicional cristianismo católico. Romano y apostólico.

 Muy cerca de cuesta de moras, exactamente de la esquina Sur – Oeste del Museo Nacional, 250 mts al Oeste, quedaba una parada de buses, la cual no la utilizaba mucho pero que a veces tenía que ir a ella cuando me dejaba el bus de la Caja (CCSS). Pues bien, frente a esa parada, un día como cualquier otro, vi un pequeño rótulo que decía "Centro de Estudios Exobiológicos de Costa Rica". Guau... tenía que saber que era, y sin pensarlo, crucé la calle y me fui a averiguar de qué se trataba.

En la ventana de la puerta estaba pegado un anuncio de un curso de Exobiología, que impartiría el Ing. Enrique Castillo Rincón, contactado por seres extraterrestres y que daría a conocer los conocimientos vivenciados por él y que le dijeron aquellos seres en su contacto. Aparte de la experiencia vivida por él mismo.

Quizá no me acuerde de toda la información que decía el anuncio, ni cuanto costaba el curso, pero si me acuerdo que asistí y que a partir de ese momento mis baterías cambiaron de dirección y apuntaron a este tema que es el que me ha atraído y he dedicado mucho tiempo durante todo este tiempo de mi vida, el tema de los O.V.N.I.s (Objetos Voladores No Identificados).

Gracias a Enrique Castillo conocí muchas personas que fueron pilares en la formación inicial de la investigación del tema O.V.N.I. Los hermanos Vílchez en Costa Rica, el coronel Wendell Stevens en U.S.A., Fabio Zerpa en Argentina, Eugenio Siracusa en Italia, Coronel Marina Popovich en U.R.S.S., Erich Von Daniken en Suiza, Andreas Faber Kaiser y Salvador Freixedo en España, nativos de la costa oeste de U.S.A. y muchos, muchos más. Realmente, haciendo un recuento, esa cadena de personas que me dejó un contacto tras otro, fue enriquecedor y en ese momento, alentador para un principiante deseoso de información y conocimiento. Valorando, por supuesto, la pirámide de contactos que generaron cada uno de ellos.

Enrique Castillo, Edgar Picado, Antonio Huneeus.
Conocí muy pocas mentes tan retentivas como la de Enrique, detallista, conocedor de lo que hablaba y un excelente orador. Había que ponerle atención, no había otra opción, ya que su trazo de voz era fuerte y tenía un color y una fuerza tal, que definitivamente se aprendía y .entendía lo que quería decir. Siempre dejaba algo guardado, él decía que no podía decir todo, pues no era el momento y que llegaría el tiempo en que la información se llegaría a saber. Pero también, siempre nos decía que en cada reunión, charla o curso, entregaba algo nuevo de la información recibida o canalizada por él,. Nunca supe si lo hacía por mantener vivo la llama de la incógnita, pero lograba mucha atención y ansiedad, personalmente así lo viví. De ahí mis incesantes visitas casi a diario a su casa de habitación. Para escuchar y aprender y por supuesto, cada charla y reunión un campo casi que por "default" era mío.

En determinado momento, muchas cosas quise hacer con él, proyectos nuevos, ayudas sociales, charlas financiadas, centros de información OVNI, etc., pero no se pudo y nos perdimos de vista. Su traslado a Colombia y Venezuela realmente fueron el desligue innegable y el fin de un hado que realmente me reforzó mucho y que hasta ahora guardo con muy gratos recuerdos.

Lo que más me dejó Enrique, fue la apertura a sus contactos internacionales, la manera de cómo expresar los pensamientos y vivencias, siempre decir algo nuevo, o al menos hacerlo saber de que algo nuevo se estaba liberando, pero nunca decirlo todo, o al menos expresar que quedaba algo guardado. Lo anterior (lo cual lo entendí más adelante), no era con el afán de esconder información, más bien, de mantener viva la llama de la investigación y el deseo de siempre buscar el camino correcto para canalizar dicha información.

Enrique de Vicente, Ricardo Vílchez, Edgar Picado, Enrique Castillo, Leonel Pacheco, Carlos Vílchez

Aprendí muchas cosas de Enrique, y a veces sentí que estaba demasiado joven como para apreciar la calidad de persona y la cantidad de información que yacía junto a ese ser. Pero aun así, creo que lo disfruté de la manera que estaba destinado a conocerlo y a interactuar con él. La muerte es parte del destino de la humanidad, ninguno de nosotros se libra de ella, y la madurez nos va abriendo las ventanas de la conciencia y el conocimiento adquirido a través de nuestra vida y la interacción con otras personas.
Que descanse en paz mi gran amigo y mi gran hermano.
Nos veremos pronto.
Una estrella de las Pléyades a partido, dejando su luz sobre la tierra.
Gracias por todo.

Ing. Edgar Picado Chacón.
Investigador O.V.N.I. - San José, Costa Rica
www.ovnicr.com
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