Agnotologias de la era del streaming

La Ignorancia es bendición”.
Thomas Gray

 Si bien el título del presente artículo posiblemente le llamó la atención al querido lector por tan rimbombante término, primero debemos definir los parámetros que regirán justamente el desarrollo del mismo. Los casos a continuación nos ayudarán:

Caso 1
Una madre preocupada ve en el noticiero matutino que es mandatorio aplicar la vacuna contra el virus VPH (papiloma humano), que ya se empieza a distribuir por parte de las autoridades del seguro social en algunos paises de latinoamerica, su hija pequeña tiene tan solo 8 años y ella no esta segura si debe o no aplicarla a su pequeña, a pesar de las advertencias de las autoridades de salud y su obligatoriedad de hacerlo, por cuanto mucho se “habla de ensayos y estudios efectuados en países Europeos” sobre la prohibición de dicha vacuna por tener efectos secundarios nefastos, al menos eso leyó la madre preocupada en internet y vio en algunas conferencias en Youtube.

Caso 2
Un padre nota como su hijo de 13 años en primer año de secundaria, empieza a desarrollar interés por el sexo opuesto, conversa con él y para su sorpresa se topa con que el adolescente conoce bastante bien los conceptos de relaciones sexuales, aparatos reproductores femeninos y masculinos, incluso le habla a su padre sobre algunas parejas presuntamente homosexuales entre sus compañeros. El padre sorprendido recurre a internet y lee sobre artículos que le dicen que la lectura de tópicos sexuales en niños puede acarrear serias consecuencias al desarrollo psico-sexual de su hijo, el padre toma las clases de sexualidad en el colegio como imposición de libertinaje e ideologia de genero.

Caso 3
Una mujer a la cual le gusta la lectura ligera en internet de articulos de interes particular, sale a correr como cada mañana. Al levantar la vista ve una estela enorme de color blanco en el cielo azul despejado, ella recuerda que leyó en alguna parte que esta estela, dejada por un jet a su paso, es un químico rociado en ciertos países con el fin de controlar la sobrepoblación mediante enfermedades causadas adrede por un gobierno en las sombras mediante los llamados Chemtrails o estelas químicas de los aviones a su paso, está asustada y conversa con otros vecinos al respecto.

Con estos tres casos, que seguramente nos ponen a pensar bastante, nos damos cuenta de cómo estamos en este momento de la era digital. La información no es un problema como lo era hace algunas décadas durante la guerra fría por ejemplo, porque ciertamente eso es lo que nos sobra, tenemos el mundo en la palma de nuestra mano, pero nos estamos enfrentado a otro tipo de circunstancia que pareciera aún más dañina y es el exceso de información sobre cualquier tema.

En una ocasión el Secretario de la Defensa de EUA en el gobierno de G.W. Bush, Donald Rumsfeld dijo “…porque, como sabemos, hay conocidas conocidas; cosas que sabemos que sabemos. También hay desconocidas conocidas, es decir que sabemos que hay algunas cosas que no sabemos. Pero también hay desconocidas que desconocemos, las que no sabemos que no sabemos”.
Lo que parece un verdadero trabalenguas se convierte en una legítima realidad cuando de dominio de masas se refiere. Y es que las grandes mentes que parece gobernar y manejar las manecillas de nuestro pequeño mundo, al menos si realmente existiera eso, saben perfectamente cómo moverse; y se sabe que no hay mejor forma de mentir que una verdad a medias o mejor forma de esconder alguna cosa que dejarlo a simple vista, pero vamos por partes…
Existe una verdadera diarrea de temas de conspiración, falsa noticia, desinformación, pseudociencia, falacia, y falsa interpretación de casi cualquier tema en internet que uno se pueda imaginar.
Claro está que en la era de la singularidad tecnológica acercándose, inteligencia artificial, automatización e internet de las cosas, no podemos pretender estar aislados y tratar de retroceder el tiempo, por tanto lo que cabe es combatir la informacion con información, o en este caso parafraseando a Rumsfeld, combatiendo lo que ya conocemos con lo conocido. Vamos a ver…

¿Qué es la ignorancia y la agnotología?
En un artículo publicado por el Editor de la revista de la facultad de Medicina de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de Mexico), el Sr. Melchor Sánchez Mendiola sobre estos conceptos, él mismo nos menciona: …”A los seres humanos la incertidumbre nos provoca ansiedad. Una de las definiciones que más me gusta de incertidumbre es: “la percepción subjetiva de la ignorancia” (Han, 2011). No nos sentimos cómodos al no conocer con certeza las cosas, desde algo tan aparentemente trivial como si lloverá mañana, hasta algo tan serio como nuestro pronóstico cuando tenemos una enfermedad grave.”
“La tranquilidad de no sentirse ignorante sobre nuestra profesión y disciplina técnica, nos disminuye la ansiedad que provoca la incertidumbre, el ‘saber’ nos tranquiliza. Desafortunadamente ese manto de conocimiento con el que nos cubrimos conforme progresamos en el trayecto educativo formal e informal, nos da una falsa sensación de certidumbre y de tranquilidad, ya que sentimos que lo sabemos todo (o por lo menos lo suficiente para ejercer la profesión, enseñarla y tener una vida razonablemente digna como fruto de nuestros esfuerzos). La verdad es que, como se le atribuye a Pascal: “el conocimiento es como una esfera, mientras más grande es, mayor es su contacto con lo desconocido”. Mientras más sabemos, más hay que conocer hasta, como dice la frase que Platón atribuyó a Sócrates: “lo único que sé es que no sé nada”.

Ahora bien, como mencioné antes al inicio del artículo, décadas atrás la estrategia de manejo de masas, y realmente durante milenios, fue mantener al vulgo en la ignorancia parcial, justamente jugando con esa necesidad inherente de conocer y saber, pero en la era digital eso no es aplicable por razones antes mencionadas, entonces surge el concepto magno llamado “Agnotología”
Es definida como: “el estudio de la ignorancia o duda culturalmente inducida, particularmente la publicación de datos científicos erróneos o engañosos” (Wikipedia). Este neologismo fue acuñado por Robert N. Proctor, profesor de historia de la ciencia en la Universidad de Stanford, EUA (Proctor y Schiebinger). El concepto es fascinante, ya que generalmente no nos detenemos mucho a pensar en qué tan ignorantes somos en algunos temas, o cómo la información que recibimos sobre lo que ocurre en el mundo nos llega filtrada o distorsionada por los medios de comunicaciones, por los llamados ‘expertos’ o líderes de opinión, y cuáles son las premisas que integran el soporte paradigmático de las instituciones educativas o gubernamentales, entre tantos otros factores.
Un ejemplo típico es la adicción al tabaco. Desde hace varias décadas ha existido una estrategia muy efectiva de la industria tabacalera, para que la sociedad no conozca a detalle los efectos del cigarrillo en la salud. Incluso uno de los lemas de la industria era: “La duda es nuestro producto”, sembrando incertidumbre cuando se publicaban resultados de investigación seria sobre el tema, cuestionando la metodología, los modelos conceptuales usados, la contundencia de los resultados, los conflictos de intereses de los autores, entre otros. Para no ir muy lejos, hubo una época en que los profesionales de la medicina ¡promocionaban el uso del cigarro! (Parekh,). Recordemos también las escenas de tantos clásicos del cine en los que fumar un cigarrillo era símbolo de personalidad, valor, inteligencia, belleza física, sensualidad, etcétera. A pesar de los enormes esfuerzos que ha realizado la sociedad, el gobierno y los profesionales de la salud, la adicción al tabaco continúa cobrando un saldo enorme en morbilidad y mortalidad.

Lo que estamos viendo es una intoxicación informativa a gran escala, donde la opinión pública se polariza, se inclina vorazmente al margen de cadenas virales, supuestos y medias verdades, que calan en la masa fácilmente manipulable. El origen básico de todo esto es la falta de sentido crítico, o en dado caso el sobre estímulo del mismo, al no creer ni tener fe en instituciones acreditadas bajo la premisa de que nos mienten, precisamente alimentada por la misma sobre información.
En palabras de Melchor Sánchez: “El estudio directo de esta información incorrecta es una oportunidad para los educadores y divulgadores de la ciencia, ya que utilizando el modelo de la agnotología pueden promoverse las habilidades de pensamiento crítico en los estudiantes, así como incrementar la conciencia social de los procesos de la generación y difusión del conocimiento científico, como el arbitraje por pares, y mejorar la comprensión de los fenómenos básicos que ocurren en nuestro planeta.”

Es la solución inmediata a un problema que no parece tener límites y con el que cada vez tendremos que lidiar más en el entorno social digital.
Por supuesto que nos tomará décadas limpiar esto, pero solo empezando podremos terminarlo, si bien el acceso a la información no será más un problema, si lo será el desarrollo a temprana edad de métodos de aprendizaje y de escrutinio en la educación básica y pensamiento lógico reflexivo; y eso será precisamente una unión entre el sistema educativo y la educación familiar, debemos empezar por casa.

Referencias
Bedford, D. (2010). Agnotology as a Teaching Tool: Learning Climate Science by Studying Misinformation en Journal of Geography, 109: 4, 159-165. Recuperado de: http://dx.doi.org/10.1080/00221341.2010.498121.
Han, K.J., et al. (2011). Varieties of uncertainty in health care: a conceptual taxonomy en Med Decis Making, 31(6): 828–838.

Proctor, R.N., Schiebinger, L. (2008). Agnotology: The Making and Unmaking of Ignorance, Stanford University Press, consultado en http://www.sup.org/books/title/?id=11232.
Wikipedia. (2017). Agnotology. Recuperado de: https://en.wikipedia.org/wiki/Agnotology.